Comentario al artículo de José Manuel-Margallo Marfil:
Comparar la política de José Luis Rodríguez Zapatero con radicalismo a la italiana regado con dinero público no va más allá de ser una frase biensonante a los oídos de los reaccionarios, pero no por ello menos vacía de contenido, y más cuando la pronuncia uno de los múltiples lacayos del cualquier líder que se asiente en el trono del Partido Popular.
Hacer responsable sólo a ZP de los problemas de competitividad españoles, del aumento de la demanda interna y del déficit por cuenta corriente, ignorando los ocho años previos de gobierno del PP, dónde se modificó la ley del suelo que desemboco en “tonto el último” en comprar piso, no sólo es un olvido imperdonable sino un acto impúdico de cinismo, al que por otra parte ya nos tiene acostumbrados su partido.
No reconocer la responsabilidad del gobierno socialista por la reacción frente a la crisis no sería justo, pero liberar al PP de toda responsabilidad lo es aún más. Si las responsabilidades de Zapatero hay que centrarlas en medidas populistas de baja eficacia como el cheque bebe, o la reducción de la retención del IRPF, y desde mi punto de vista, en el miedo a la adopción de medidas social demócratas que no creo que hubieran afectado en más o en menos a la crisis, pero si podían haber aliviado la situación de muchos españoles en apuros, las responsabilidades del PP lo son por haber falseado el crecimiento de España a base de ladrillo, contentándose en su momento con fastuosos resultados estadísticos, pero hipotecando (y nunca mejor dicho) al país en una situación que tardaremos lustros en solventar.
Clama al cielo como la derecha hace uso de la tan manida baja productividad de los trabajadores españoles y como atribuyen a los altos costes laborales todos los males de España. Imagino que su solución será que la mayoría de españoles, entre ellos miles de jóvenes mileuristas, vivan con sueldos de miseria y acepten con una sonrisa un descenso cada vez mayor de su poder adquisitivo y de su estabilidad laboral. Esa misma derecha que clama contra la baja productividad es la misma que se hecha las manos a la cabeza cuando aumenta la presión fiscal a las grandes empresas, o cuando aumentan las medidas control de fiscalidad a las mismas, o a las grandes fortunas, cuya productividad se asienta en generar capital que debería ser circulante por el bien del país y no desaparecer en los bolsillos de los directivos o consejos de administración en algún paraíso fiscal o invirtiendo en propiedades en países emergentes para especular.
Nunca mencionan una de las mayores medidas que podrían adoptarse en este país para aumentar la productividad y que sería la de hacer aflorar los beneficios ocultos de las empresas, limitar los gastos que las mismas pueden imputarse y que nada tienen que ver con su producción, modificar el control de las facturaciones de los trabajadores autónomos para que no paguen justos por pecadores, en fin, adoptar medidas en serio para que la recaudación fiscal sea la que tiene que ser. O es que en España alguien ignora que fluye el dinero B a raudales. Comparemos los salarios de los trabajadores españoles con los verdaderos beneficios de las empresas y probablemente la imagen cambie. Porqué claro, calcular la productividad a través de las lecturas realizadas por los preclaros economistas de la derecha y de los empresarios afines, necesariamente distorsiona la realidad, pero si se hiciera a través de las horas de presencia de los trabajadores otro gallo nos cantaba. Por otra parte sorprende que siempre se atribuya la falta de productividad de los trabajadores a los mismos. La falta o no de productividad es básicamente responsabilidad de los empresarios, que son quienes tiene que dotar de métodos adecuados de producción, estimular al trabajador, pagar sueldos justos, no robar al fisco, y dotar de herramientas, utillajes y maquinaría adecuada, ¿alguien piensa que la productividad comienza cuando un trabajador se levanta un día y grita eufórico ¡hoy seré productivo!?, ¿alguien cree que los empresarios no se deshacen de los trabajadores poco productivos?.
Las políticas social demócratas son las que hacen falta, y pasan por limitar los beneficios de las grandes corporaciones, propiciar que los impuestos de estas mismas grandes corporaciones se liquiden en los países dónde obtienen sus ingresos y que se evite que mediante ingeniería fiscal lo hagan allí dónde salen más beneficiadas. Introducir medidas de control a los comités de dirección y a los consejos de administración de las grandes empresas, dónde arribistas de la economía, los conocedores del “método” del abuso económico dirigen grandes corporaciones sin más mérito que la confianza que les dan accionistas que ni les conocen, ni saben quién son. Hay que concluir que son manipulados ya que atribuyen un poder a los consejos de las corporaciones que esos sólo detentan por la ignorancia de estos mismos accionistas y su incapacidad para asociarse en defensa de sus propios intereses. Pocas son las grandes corporaciones y empresas en las que sus dirigentes detentan la mayoría de las acciones, pero se les deja hacer y deshacer a su antojo. Un gobierno socialdemócrata tendría algo que decir actuando en defensa del pequeño accionista, defendiéndole y facilitando su asociación para echar al mayor lastre de estas grandes empresas que son sus propios directivos y consejos de administración cuando cobran retribuciones no ya de escándalo sino de auténtico robo.
Se permite Garcia Margallo hablar de esfuerzos educativos para mejorar la productividad, hay que hacer esfuerzos educativos para mejorar a las personas, sus expectativas y su calidad de vida, pensar sólo en la productividad muestra sus verdaderas intenciones, más cultura para más producción, más beneficio, más explotación, más resultados indecentes para unos pocos.
No tengo ninguna duda que los socialistas vamos a saber qué hacer con nuestro partido, que nadie lo dude, un siglo de historia nos avala. No vamos a renunciar a nuestros ideales, ni a la búsqueda del bien para la mayoría, y si hemos sido capaces cuando ha sido necesario de readaptar nuestras ideas a los momentos históricos, lo volveremos a hacer. Ya está bien, de utilizar a la Comunidad Económica Europea como excusa para todos los desmanes de la derecha, habrá que recuperar el internacionalista buscando sinergias con los demás partidos socialistas europeos que bien vivos están.
Sostengo que la social democracia está muy viva y a mucha honra, que medidas como el aumento de impuestos a los grandes capitales, el control de las corporaciones y grandes empresas y sus consejos de administración, el apoyo a los pequeños accionistas para que se unan y tenga participación visible en estos consejos, el control de la banca, el evitar al expolio de las Cajas de Ahorros y empresas públicas con beneficios, decir no a la privatización de las loterías del estado, favorecer la integración europea de los partidos socialistas, favorecer la real integración de la CEE y de su política impositiva todo ello son políticas social demócratas, que hay que aplicar ya. Y hay que decir alto y claro que el discurso de los neo liberales a lo que lleva es a crisis globales, a guerras sin sentido, a miseria en el tercer mundo, a hipotecar a los trabajadores de por viva pagando pisos que ya no tienen, y además a hacerles responsables de su propio malvivir.
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