Hay algo intrínsecamente injusto en los derechos de autor, o cuanto menos genera un agravio comparativo. Pondré unos ejemplos; imaginemos un ingeniero, cobra por los planos de un puente y se construye un puente, en términos generales cobra por el tiempo que le ha llevado hacerlo y el know how aportado o su prestigio, pero una vez construido no pretende seguir cobrando los derechos para el resto de su vida. Un psicólogo que haga su trabajo, y mejore la calidad de vida de un cliente, ¿deberá seguir cobrando derechos de autor mientras éste se halle feliz y contento?, los profesores que imparten formación ¿cuanto costarían sus derechos de autor a lo largo de la vida de todos sus alumnos?. Ni tan siquiera los inventores cobran de sus patentes durante toda su vida, hay un momento en que pasan a ser públicas.
La mayoría de personas cobra unas retribuciones en función de las horas de trabajo invertidas y la aportación de su trabajo a la sociedad. No entiendo por qué en determinados casos no debe ser así. Los autores deben buscar métodos de rentabilizar sus inversiones y el éxito estará en conseguirlo, pero al igual que un emprendedor (empresario) no siempre es capaz de rentabilizar su trabajo, no siempre los autores podrán hacerlo. Lo que no es de recibo es vivir de la sopa boba para el resto de sus días.
Los autores de éxito siguen disfrutando de importantes emolumentos por sus creaciones, es falsa la idea de que no pueden vivir dignamente de las mismas y la mayoría de ellos lo que desean es que estas lleguen al público; son sólo una minoría, la pudiente, los que ven una amenaza en Internet (la amenaza a un privilegio). Actualmente el éxito debería medirse en ser capaz de vivir del arte de uno considerando la existencia de Internet o usando Internet, no pretendiendo censurar Internet. ¿Se hace menos cine desde la aparición de Internet?, ¿los cantantes de éxito parecen más pobres?, ¿los escritores de éxito malviven en la miseria? Los del cine, valga un ejemplo, han sabido adaptarse al cambio, no hay película sin su videojuego o su merchandising. Bien que les beneficia la velocidad con la que se dan a conocer sus obras gracias a Internet, y gratis (siempre que no sean una mala producción, claro). Detrás de todo ello está la ambición, beneficiarse de todas las ventajas sin renunciar a los privilegios.
No nos engañemos, detrás del supuesta pretensión de defender los derechos de autor está la limitación de la libertad en Internet y la búsqueda de su control.
Los tiempos han cambiado y no hay marcha atrás, imagino que cuando apareció la imprenta muchos autores podrían el grito en el cielo porque cualquiera podría representar sus obras, así como la iglesia, que perdía el privilegio de reproducción del saber. La imprenta de hoy es Internet y si los escritores de la edad media rentabilizaban sus obras representándolas o sus canciones mediante juglares, y luego lo hicieron mediante libros o cancioneros, hoy en día deben hacerlo contando con Internet, no limitando la libertad del mismo.